Los
dichos populares forman parte de algo que se denomina “sabiduría popular”. Esta
sabiduría se transmite de generación en generación y ha perdurado desde tiempo
inmemorables. Se cree que son tan viejos como la época de la colonia española;
lo que es un hecho es que en nuestro país son uno de los más grandes
patrimonios de la cultura intangible. Pero, ¿qué tan trascendente es analizar
esta inofensiva forma de expresión?
Sumamente
importante, desde un enfoque de mercadotecnia. Hay algunos dichos que son tan
divertidos como contraproducentes, si es que la persona que lo sabe realmente
lo cree y lo aplica a su realidad. Así por ejemplo cuando una persona dice que “Más
vale malo por conocido que bueno por conocer”, entonces de nada servirá
lanzar una gigantesca campaña de lanzamiento de un producto si al final el
consumidor tiene arraigada esta idea.
Esto
sucede con frecuencia en los servicios de telefonía y televisión por cable, por
mencionar un ejemplo; hay personas que se han “casado” con algunas compañías y
aplican este arcaico dicho para no tener que pasar por el incierto camino de
probar algo nuevo. Hay personas que son presa de la superstición y
verdaderamente basan muchas de sus decisiones en pensamientos como éste. ¿Cómo
se negocía o se debate contra un argumento que tiene tantos años de sabia
aplicación? Es una barrera mental que muchas veces pasa desapercibida por el
mercadólogo al momento de diseñar sus estrategias comerciales.
Otros
dichos que suelen ser un dolor de cabeza para muchas marcas son los siguientes:
"Mariachi pagado toca mal son", afecta a empresas que tienen
que cobrar parcial o totalmente sus servicios o productos por adelantado.
"Dando
y dando pajarito volando",
es un contra para las empresas que venden por internet y forzosamente tienen
que cobrar por adelantado.
"Lo fiado es pariente de lo dado", afecta a empresas que otorgan productos a crédito o a pagar después de un plazo establecido y al final se encuentran con serios problemas al momento del cobro. Aquí también influye el Debo no niego; pago, no puedo.
"Lo fiado es pariente de lo dado", afecta a empresas que otorgan productos a crédito o a pagar después de un plazo establecido y al final se encuentran con serios problemas al momento del cobro. Aquí también influye el Debo no niego; pago, no puedo.
"Está
muy ojón para ser paloma",
es una llamada de advertencia a todas aquellas empresas que suelen mostrar sus
productos de una forma espectacular y que al final no son lo que parecen.
"Aunque
la mona se vista de seda, mona se queda", pega a las empresas que hacen serios esfuerzos por
brindar una imagen renovada en el mercado, pero al final el consumidor se queda
con la primera impresión.
"Negocio
que no deja, se deja",
no puede haber dicho más desmotivante para empresarios primerizos.
Entonces,
¿qué hacer ante estas barreras conductuales? No es tan fácil lidiar con este
tipo de argumentos, pero uno de los mejores recursos son los ¡hechos y no
palabras! Siempre que surjan negativas a causa de los dichos es necesario tener
a la mano las pruebas tangibles de lo que se está diciendo, siempre y cuando
las pruebas sean consistentes.
No
hay mejor argumento que la demostración sensorial de los productos o servicios
que se ofrecen; invite a los consumidores a probar, a tocar, a experimentar.
De otra forma la persona se defenderá con la sabiduría de su dicho y no habrá oportunidad de convencerlo.
De otra forma la persona se defenderá con la sabiduría de su dicho y no habrá oportunidad de convencerlo.
La
experiencia con este tipo de personas tiene que ser vivencial. No hay nada
mejor que atacar lo subjetivo, con lo racional. Como dicen por ahí “Es bueno
el encaje pero no de María bonita”
Por
Daniel Herrera.